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Dios le bendiga. Bienvenido a la página oficial del Ministerio Alma de Dios y en este blog encontrarás los estudios biblicos más importantes que usted deberá leer como creyente en el Verdadero Evangelio. Somos creyentes de Jesucristo guardándonos de todas las inmundicias que trae consigo la Apostasia inminente de la que habla Jesús en Mateo 24. Hagamos como los hermanos de Berea, siendo atalaya de su evangelio a miles de creyentes que no conocen la correcta doctrina bíblica.

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EL MINISTERIO DE LOS UNGIDOS

Uno de los términos que ha ganado mayor realce dentro de la iglesia, es el de “UNGIDO DEL SEÑOR”. Este término identifica de manera indiscutible en gran parte de los círculos evangélicos, a hombres y mujeres que llevan a cabo una labor publica en las denominaciones. Muchas veces reviste tal grado de importancia, para quienes observan estas formas, que las disposiciones, pensamientos y deseos de sus líderes son mandatos casi divinos e indiscutibles. Muy a menudo quienes siguen el molde religioso de estas extrañas teologías se subyugan de tal manera que sufren la esclavitud a las filosofías y huecas sutilezas de los hombres, quedando prácticamente en el olvido la libertad y la verdad que solo hay en el Señor Jesucristo, anunciado en el único medio autorizado por Dios, es decir “La Santa Biblia”.

He presenciado atónito en estos días, como multitudes, turbas enloquecidas por el frenesí siguen junto a sus familias a hombres que son verdaderos animales irracionales, como así lo mencionan las Sagradas Escrituras. Llama la atención que la antesala de este fraude surgiera de las propia muchedumbre hipnotizada con un fervor que les hace ver y sentir en estos hombres ser el “Ungido de Dios” sobre la tierra.

No son casos aislados estos autollamados APOSTOLES, como tampoco es una casualidad la apostasía y el seudoevangelio que viven tantas congregaciones evangélicas, las que han olvidado el estudio de La Biblia para correr tras un evangelio diferente, cuyo mensaje central es la satisfacción de los antojos y ansiedades del hombre, antes que la gloria del Salvador por lo que observamos el cumplimiento que refiere el Apóstol Pablo en las Sagradas Escrituras cuando escribe:

“Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios y cambiaron la gloria de Dios incorruptible en semejanza de de hombre corruptible…” Romanos 1:21-23

Así es el escenario de la nueva evangelización, a perdido de vista su blanco seguro y perfecto, ya que no esta centrada en Jesucristo ni en las inconfundibles y grandes doctrinas de la Biblia como, la expiación, la redención, la eficacia de la Sangre bendita de nuestro Salvador Jesucristo, el llamamiento irresistible y soberano de Dios a la criatura pecadora, etc... Antes bien, sobresalen enseñanzas ajenas a los conceptos de sencillez y verdad de la Biblia, tales como la prosperidad, La visualización, la búsqueda de manifestaciones tales como “la risa Santa” “Las caídas Milagrosas” , los exorcismos entre los propios asistentes “creyentes” dentro de las congregaciones, la adivinación, hasta la absurda y depravada practica de la liberación por piel o boca. Practicas que no fueron introducidas dentro de la Iglesia por el Vicario de Cristo, es decir el Espíritu Santo, sino como advierte la Biblia , por hombres reprobados y apostata.

“Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negaran al Señor que los rescato, atrayendo sobre si mismos destrucción repentina. Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas.” 2 Pedro 2: 1-3

Es por esto, que hoy mas que nunca la Iglesia apartada por el amor del Señor Jesucristo, “El Ungido y Pastor por excelencia de nuestras almas“ debe oír y obedecer su voz. El Señor Jesucristo no es religión, no es la causa de un mejor estatus social, ni una receta mágica como clave para el éxito de los negocios, El Señor Jesucristo es el Salvador, el Ungido Rey Soberano de nuestras vidas. Ciento por ciento Dios y ciento por ciento hombre, que nos compro por su Sangre gloriosa para otorgarnos las preciosas promesas que nos aguardan en los cielos. El ungido de Dios, el Señor Jesús dijo:

“El Espíritu del Señor es sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas á los pobres: Me ha enviado para sanar á los quebrantados de corazón; Para pregonar á los cautivos libertad, Y á los ciegos vista; Para poner en libertad á los quebrantados” Lucas 4:18

Ante tanta confusión pudiera un creyente verdadero preguntarse, ¿Quién en el presente tiempo predica la verdad? La Biblia dice que la verdad no es relativa, es decir no depende del punto de vista con que se mire un acontecimiento, la verdad es única e inalterable. El Señor Jesucristo dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida… y la mejor manera de Saber la verdad es conociendo la Biblia, pues esta cual espejo nos revela quien es de Dios y quien es del diablo.

“Mas el que obra verdad, viene á la luz, para que sus obras sean manifestadas que son hechas en Dios.” Juan 3:31

“Comprobemos lo que es agradable al Señor. Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas; por que vergonzoso es aun hablar de los que ellos hacen en secreto. Mas todas las cosas, cuando son puestas en evidencia por la luz (la Palabra del Señor) son hechas manifiestas; porque la luz es lo que manifiesta todo” Efesios 5:10-13

¿Qué clase de persona eres frente a la cruz de Cristo?

Todo estudiante atento que observe el informe sobre la ejecución de Jesús, se dará cuenta de las diferentes actitudes mentales de los diversos tipos de gentes que estaban frente a la Cruz. Hay al menos cinco clases de personas cuyas actitudes eran fundamentalmente las mismas:

1. La turba vulgar que "pasaba meneando la cabeza"
2. Los gobernantes judíos, que habían consentido en la crucifixión.
3. El insultante malhechor que rechazó a Cristo
4. Los soldados romanos que no reconocían otro rey que César y..
5. Los semisupersticiosos mirones, que, al oír el grito de Eli, Eli.., supusieron que Jesús llamaba a Elías.

Cada una de estas cinco clases interpelaban igualmente a Cristo a que demostrase que realmente era el Mesías, descendiendo de la Cruz y salvándose a si mismo. La turba decía: " bah, tú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo y desciende de la cruz." (Mr 15:29-30). Los gobernantes decían: " A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar. El Cristo, el rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos" (Mr 15:31-32). El Malhechor decía: "Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros" (Lc 23.39). Los soldados decían: "Si tú eres el Rey de los Judíos, sálvate a ti mismo" (Luc 23:37). El supersticioso decía: "Dejad, veamos si viene Elias a bajarle" (Mr 15:33).

Observemos que cada uno de ellos decía realmente a Jesús: "Sálvate a ti mismo". Todos ellos vieron principalmente la tragedia de la crucifixión, simplemente una tragedia.

Ahora bien, frente a esas cinco clases, hay una sola brillante excepción, de alguien cuya posición difería radicalmente y se expresa de un modo diferente: El malhechor que moría arrepentido, fue el primero, y el único entre todos los que, según el Evangelio, abrieron su boca en la ejecución de Jesús, que no dijo "sálvate a ti mismo", sino "Sálvame"., discerniendo quien y qué era realmente Cristo.

Si, él fue el único que vio que allí se encerraba algo más profundo, que los crucificadores adivinaban y especialmente vio con gran viveza la realidad de la reconciliación, y la vio desde el punto de vista celestial, como Dios la ve - como todos deberíamos aprender a verla-; y exclamo en aquella oración modelo, que llevaba la impronta de su peculiar iluminación: "Jesús, acuérdate de mi cuando vengas en tu reino".

Este moribundo, tan desdichadamente estigmatizado con el epíteto vulgar de "el ladrón moribundo", es realmente el creyente ideal; él y sólo él tuvo la visión correcta de la Cruz de la reconciliación; sólo él divisó algo más que los trágicos horrores del acto de la crucifixión, absorto por una más amplia realidad: Que Cristo, a pesar del tratamiento que recibía de los hombres, estaba en verdad quitando el pecado del mundo.

El malhechor arrepentido solicitó la membresía en el Reino, privilegio de Gracia que inmediatamente le fue asegurado por la respuesta de Jesús: "De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lc 23:43).


Willington