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Dios le bendiga. Bienvenido a la página oficial del Ministerio Alma de Dios y en este blog encontrarás los estudios biblicos más importantes que usted deberá leer como creyente en el Verdadero Evangelio. Somos creyentes de Jesucristo guardándonos de todas las inmundicias que trae consigo la Apostasia inminente de la que habla Jesús en Mateo 24. Hagamos como los hermanos de Berea, siendo atalaya de su evangelio a miles de creyentes que no conocen la correcta doctrina bíblica.

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¿COMO SE LLAMA DIOS?

¿Cuál es su verdadera pronunciación?

Antes del primer milenio de nuestra era el idioma hebreo se escribía únicamente con consonantes, dejando al lector suplir los sonidos vocálicos. En el caso del Nombre Divino, estas consonantes son YHWH.

Esta forma de escritura, no obstante, resultó en la perdida de la pronunciación original del Nombre de Dios. La Ley de Dios, la Torah* prescribe muerte para aquel que utilice el nombre de Dios de forma blasfema. (Levítico 24:16). Como resultado, los judíos llegaron a considerar el nombre demasiado sagrado para ser pronunciado en el habla diaria, por el peligro de blasfemarlo aún de forma irreflexiva.

Hoy en día aquellos que utilizan la forma Jehová o Yahvé, en su conversación diaria, han notado que la gente tiene la tendencia a utilizar el Nombre de forma irrespetuosa, por decir lo menos. Lo utilizan de forma interjectiva y hasta incorporado en chistes e historias jocosas. ¿Ha oído usted chistes en que se utiliza la forma Aleluya? Esto era exactamente lo que los israelitas de la antigüedad trataron de evitar cuando decidieron utilizar el nombre sagrado solamente en ocasiones religiosas.

El sumo-sacerdote era el único que podía pronunciar el nombre, una vez al año, cuando entraba en el santísimo del templo.El resultado fue que la pronunciación finalmente se perdió. O, más probablemente, esté escondida entre círculos judíos que no la desean revelar. La pregunta que surge es, ¿por qué permitió Dios que esto suceda? Resulta obvio que si Dios hubiese querido que su Santo Nombre estuviese en el uso diario, no habría dejado que, no solamente quedara en desuso, sino que desapareciera todo indicio de cómo este nombre verdaderamente se pronunciaba. Si usted supiera que alguien va a hacer mal uso de su nombre, ¿le revelaría usted su verdadero nombre?

LO QUE DIJO JESÚS ACERCA DEL NOMBRE

Jesús recalcó la importancia del Nombre de Dios en numerosas ocasiones, la más notable es la oración del Padre Nuestro registrada en Mateo 6:9, donde nos manda orar por la santificación del nombre de Dios . Jesús no se refería únicamente a la palabra aramea MARYAH que se traduce "Señor" y que reemplaza al tetragramatón en los targúmenes arameos y en los originales del Nuevo Testamento, la cual era la palabra de uso común al referirse a Dios entre los israelitas en el tiempo de Jesús. ¿Cómo lo sabemos? Porque Jesús dijo en Juan 17:26 : “Yo les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer...” (Tambien: Juan 17:6). Es obvio que si se hubiese estado refiriendo a MARYAH, esta expresión no tendría sentido; Jesús se refería al Nombre Inefable, el nombre que el Sumo-sacerdote pronunciaba en el día de la expiación. Por tanto el propósito de Jesús al venir fue predicar el Reino de Dios y santificar su Santo Nombre. Jesús vino en el Nombre de Dios. (Juan 5:43)

LA VERDADERA PRONUNCIACIÓN DEL NOMBRE

El llegar a conocer la verdadera pronunciación del Nombre de Dios encierra una gran responsabilidad, ya que Su dueño no quiere que hagamos mal uso de el. Aunque Dios sabe quien le ora con fe y dirigiéndose a Él, cuando utilizamos su nombre la oración le resulta más complaciente. Por esta razón, en todas las oraciones registradas en el antiguo testamento, el nombre de Dios está presente, y se cantaba en ocasiones de alabanza. El nombre de Dios debe utilizarse al orar. Por poner un ejemplo, si alguien se dirigiera a usted por su nombre, pero no supiera cómo pronunciarlo, eso no le impediría sentirse aludido y prestar atención, porque usted sabe que se están dirigiendo a usted. Ahora bien, si en un futuro, la misma persona aprendiera a pronunciarlo, y se dirigiera a usted, ¿no sería esta una grata sorpresa? ¿No se sentiría usted más motivado a escuchar a esta persona?

De igual manera, a Dios le agrada que nos dirijamos a El por su nombre personal, y detesta que se dé mal uso a su nombre. Muchos han intentado descifrar la pronunciación correcta y hay mucho que se ha escrito acerca de esto, no obstante, aunque ninguna de las pronunciaciones de uso común son exactas, el utilizarlas es mejor que decir Señor o Dios. Señor y Dios son términos genéricos, títulos que pueden aplicar a cualquier persona. Por tanto, cuando oramos es importante ser más específicos. Podemos usar la forma Jehová o Yahvé, decir que nos dirigimos al Dios de Abraham, Isaac y Jacob o utilizar formas descriptivas como Padre Celestial, o Padre Nuestro, siguiendo el ejemplo de Jesús.

Hemos concluido que la forma más cercana a la pronunciación del nombre es la explicada por los eruditos Judios Mesianicos: Jehová. Estos estudiosos argumentan que en la pronunciación de los nombres propios que contienen el Nombre de Dios siempre se han utilizado las vocales eo, como por ejemplo en: Yehoiakim, Yehonathan, Yehoshaphat, Yehoash, Yehoram, Yehoiada. Esta es una pronunciación muy antigua y tradicional de estos nombres.  Maimonides (erudito judío antiguo de gran reconocimiento) expone con gran congruencia que el nombre debe pronunciarse según se escribe, es decir según la pronunciación de cada letra consonante. La cita de Maimonides es la siguiente: “Este nombre YHWH se lee sin dificultad porque es pronunciado tal como se escribe, o de acuerdo a sus letras, como lo dice el Talmud.”

Esta regla nos lleva a la pronunciación I- EH-OU-AH (Y.eh.ow.ah)**, la cual resulta de simplemente deletrear el nombre. Por esta razón, la forma Jehová, es la que más se aproxima en su sonido aparente, aunque el uso de la J en lugar de la Y es incorrecto. De hecho la J no existe en hebreo. Yahve, en realidad es una pronunciación creada para combatir la verdadera pronunciación, o digamos la más cercana, Jehová. Se ha dicho que la forma Jehová proviene de la interpolación de las vocales de Adonai. Un análisis histórico más detallado, prueba que esta afirmación no tiene ningún fundamento.

Otro argumento es el hecho de que la contracción del nombre comúnmente utilizada es Yah y no Yeho, no obstante la terminación ah en Yah, corresponde a la última letra y no la segunda. Es indiscutible que la segunda letra es la “ho”. Aún más, el nombre consiste en cuatro vocales. De los hallazgos en Qumram (los rollos del mar muerto) se desprende que los judíos antiguos utilizaban las letras YHW como vocales. Esto lleva a la ineludible conclusión de que la pronunciación incluía los sonidos IOA, que se corresponde a la forma Jehová y no a la forma Yahvé.

CONCLUSIÓN

Como conclusión podemos decir que la forma Jehová es la más parecida a la pronunciación original del nombre en término de sonidos vocálicos, pero que la letra J no debería pronunciarse, sino que es más bien una corrupción de la pronunciación. La forma Yahvé está muy lejos de cómo se pronunciaba originalmente el nombre y ha sido forjada por aquellos que no favorecen el uso del nombre divino. Esta forma no tiene respaldo histórico, ortográfico, ni gramatical. Debemos tener mucho cuidado al utilizar el nombre divino, ya que nuestro propósito como cristianos debe ser el santificarlo y no blasfemarlo al utilizarlo de manera trivial o peor: irrespetuosa. En nuestras oraciones es importante utilizar el nombre de Dios, y la forma IEHOUWAH es la mejor aproximación al sonido original que utilizaba el sumo-sacerdote en el santísimo, la manera como Cristo mismo pronunció el Nombre Inefable, y la forma en que Dios mismo pronunció su nombre frente a Abraham, Moisés y otros hombres antiguos.

Al utilizar el nombre IEHOUWAH estamos siendo aún más precisos en dirigirnos al Dios de Abraham, Isaac y Jacob; estamos dirigiéndonos al Dios de Jesucristo, al Padre Celestial.(Juan 20:17; Efe 1:3)

IEHOUWAH los bendiga y los guarde