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Dios le bendiga. Bienvenido a la página oficial del Ministerio Alma de Dios y en este blog encontrarás los estudios biblicos más importantes que usted deberá leer como creyente en el Verdadero Evangelio. Somos creyentes de Jesucristo guardándonos de todas las inmundicias que trae consigo la Apostasia inminente de la que habla Jesús en Mateo 24. Hagamos como los hermanos de Berea, siendo atalaya de su evangelio a miles de creyentes que no conocen la correcta doctrina bíblica.

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JESÚS VENCIÓ EL PODER DEL DINERO

Jesús identifica a la idolatría con el servicio al dinero: “Ningún servidor puede quedarse con dos patrones, porque verá con malos ojos al primero y amará al otro, o bien preferirá al primero y no le gustará el segundo. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y al dinero (Mammón)”. Nótese que no se trata del dinero en sí, sino de servir al dinero, ser esclavo de él. Esto no quiere decir que los bienes terrenos constituyan en sí un dios que se opone a Dios. Es el hombre, con su actitud, quien puede divinizarlos y convertirlos en un rival de Dios. Y de hecho con frecuencia se da esta alternativa entre Dios y el dinero. Así pasó con Judas, que prefirió las treinta monedas antes que al Maestro (Mt 16,14s).

Servir al dinero es entregarse a él, aceptando que las riquezas son equivalentes a Dios. Por eso la enérgica contraposición de Jesús, que no sólo pone frente a frente a Dios y a “Mammón”, sino que exige a sus seguidores una opción exclusivista. De ahí la imprecación contra los ricos “porque ya tienen su consuelo” (Lc 6,24), declarándolos excluidos de las bienaventuranzas precisamente porque su fuente de seguridad y alegría es el dinero y no Dios.

¿Por qué Jesús pone frente a frente el servicio a Dios y al dinero? Porque el culto al dinero lleva a derramar la sangre del pobre, en las múltiples formas concretas que la explotación y opresión asumen en la historia humana. Y si al pobre se le quita aunque sea parte de la vida a la que tiene derecho, entonces se está en contra del Señor de la vida, Padre de todos.

La idolatría del dinero, de ese fetiche que es producción humana, está indesligable y provocativamente vinculada a la ruina y la muerte del pobre. Por eso es que, yendo a la raíz, la idolatría va contra el Dios de Jesús que es el Dios de la vida. El dios-dinero se alimenta de víctimas humanas. Por eso Jesús nos lanza la disyuntiva de elegir entre el Dios de la vida y los dioses de la muerte...Jesús da un paso más, que sólo había sido insinuado por los profetas (Am 6,6): Condena el egoísmo del que no se preocupa de compartir lo que le sobra. Es el caso de Epulón y Lázaro (Lc 16,19-31) y el del rico insensato (Lc 12,16-20).

En Epulón se destaca su egoísmo. No se dice que sea condenado por injusto, sino sencillamente porque ni se enteró de que a su puerta alguien necesitaba con urgencia las migajas de su mesa. El segundo rico no es descrito como ambicioso, ni injusto, pero ante la prosperidad sólo piensa en sí mismo: “Túmbate, come, bebe y date a la buena vida”. Aunque su cosecha sea muy abundante, su horizonte es muy limitado: ni Dios, ni el prójimo entran en su perspectiva.

Pero la parábola no condena sólo su egoísmo: ataca también su confianza en sus bienes; cree que todo depende de ellos, y que cuando se tiene en abundancia no hay que preocuparse de nada más. Acumula porque es egoísta, pero es egoísta porque piensa que la abundancia de bienes constituye lo único seguro en esta vida. Esta parábola nos enseña que para idolatrar las riquezas no es preciso robar; basta ser egoísta, negándose a compartir los bienes, y poner la confianza en ellos. Esta misma es la enseñanza terrible de las “malaventuranzas”: son condenados los que sólo se preocupan de su consuelo, de estar satisfechos y pasarlo bien (Lc 6,24-26).

LAS RIQUEZAS NO SON SIMBOLO DE BENDICIÓN DE DIOS
(Ejemplo las Estrellas de Cine, los Arabes, los Narcos, Etc.)

Desde la venida de Jesús la riqueza perdió el sentido que tenía de ser considerada como signo de bendición de Dios. Jesús desacralizó la riqueza: la dejó en su significación natural. Le quitó al dinero su poder sobre los hombres. Si el dinero sigue teniendo tanto poder en nosotros esto quiere decir que no nos apoyamos suficientemente en su victoria. Pablo insiste en el antagonismo existente entre avaricia y Reino de Dios. En tres listas que él confecciona de vicios incompatibles con la fe en Dios se nombra expresamente la idolatría. Se trata de 1 Corintios 5,9-13; 6,9-11 y Gálatas 4,19-21. Podemos detectar en estas enumeraciones que una de las realidades básicas en las que se puede dar la idolatría es el dinero: El codicioso, el tramposo, el ladrón es un idólatra, que acarrea con su actitud enemistades, discordias, rivalidades, egoísmos y envidias. La idolatría aparece como elemento destructor de las relaciones humanas.

En un par de textos más Pablo relaciona explícitamente a la idolatría con el dinero. Dice que “los explotadores, que sirven al dios dinero, no tendrán parte en el Reino de Cristo y de Dios” (Ef 5,5). Y en otra carta exhorta a apartarse de: “la codicia, con la que uno se hace esclavo de ídolos” (Col 3,5). En estos dos textos codicia e idolatría son sinónimos. El término codicia, que en el original griego literalmente significa “tener más”, connota ambición, avidez, abundancia, arrogancia. El ídolo sería, por lo tanto, el dinero, pero no como una realidad en sí misma, sino la posesión del dinero como poder para desear y extraer más dinero de otros, creando enemistad y discordia. De ahí la identificación de idólatra con codicioso, ladrón y tramposo.

Todos los textos de Pablo afirman el carácter antagónico de la idolatría con la realidad cristiana. En 1 Corintios 5,9-13 se ordena excluir de la comunidad cristiana a los idólatras. La codicia es incompatible con el ser cristiano. El apóstol no ordena apartarse de los idólatras, pues para eso habría que salirse de este mundo; pero sí ordena que sean expulsados de la comunidad. En 1 Corintios 6,9-11 y Gálatas 4,19-21 se afirma que los idólatras “no heredarán el Reino”. En 1 Corintios 10,14-17 se excluye al idólatra de la comunión, presentada aquí como solidaridad con el cuerpo del Mesías y de la comunidad. El dinero como ídolo destruye esta solidaridad, destruye el Cuerpo del Mesías.

EL ORGULLO DE LAS RIQUEZAS
(Entre más riquezas quieras tener, más pobres habrá)
El autor de la carta 1 Timoteo, como resumiendo el mensaje de Pablo y de los evangelios sinópticos, da el siguiente consejo: “Exige a los ricos que no se pongan orgullosos, ni confíen en riquezas, que siempre son inseguras. Que más bien confíen en Dios, que nos lo proporciona todo generosamente para que gocemos de ello” ( 6,17). Y Santiago critica duramente a algunos hacendados, no sólo porque no pagaron dignamente a sus cosechadores (5,4), sino además porque “no buscaron más que lujo y placer en este mundo, y lo pasaron bien mientras otros eran asesinados” (5,5).

Podemos concluir que según el mensaje del Nuevo Testamento es imposible cualquier reconciliación entre la idolatría al dinero y el espíritu del Padre Dios. El espíritu de Dios es gracia, gratuidad, mansedumbre; el espíritu del dinero es dominación, orgullo, agresividad. El espíritu de Dios es amor y no apego: compartir; el espíritu del dinero es egoísmo y avaricia: competir.

El dinero es lo primero que convierte al hombre en lobo para el hombre; el espíritu de Dios es simple y abierto; es limpio como una copa de cristal. La idolatría al dinero es torcida, disimulada, tiene dos caras, actúa en la obscuridad; Dios actúa a la luz. El espíritu del dinero consiste en utilizar su propio poder para intentar crearse su propio paraíso, y por ello utiliza a los débiles para que le sirvan de pedestal para alcanzar la gloria...

Cada hombre o mujer que vive el espíritu de las bienaventuranzas ha vencido ya el poder idolátrico de la plata. Jesús ha vencido al poder del dinero. Dios ya no se relaciona más con el dinero, porque es obra muerta!.

LOS FRUTOS Vs. LAS OBRAS

Cuando Jesús nos dijo que por sus FRUTOS los conoceréis, refiriéndose a los falsos y a los verdaderos Ministros, no estaba diciendo que por sus OBRAS conoceréis que son Siervos de Dios. ¿Acaso los impíos que hacen buenas obras, son reales Siervos de Dios? ¿Acaso, tener la iglesia más grande me dicta que es un verdadero ministro?... ¿Qué parte del “Que tu mano derecha no sepa que hace la Izquierda” no entendieron?.
Estas sencillas preguntas dan a entender que si fueran afirmativas, entonces los Testigos de Jehová ¿son grandes ministros de Dios?.  Los Catolicos y sus Santos beatificados hicieron grandes obras, ellos son ¿ministros reales de Dios, cuando todos estaban lejos de la verdad?
Para los Lideres de las Megaiglesias o Iglesias con el sistema g12 o Modelo de Jesús, o que están inmersas en el falso movimiento apostólico y profético, les explicaremos cuales son los verdaderos FRUTOS DEL ESPÍRITU. Para que no digan que no se los advertimos.

NOTA: Puedes hacer las más grandes OBRAS (como Shakira, Juanes o Bill Gates), pero si no tienes los FRUTOS del Espíritu, esas obras son infructuosas. Y esos frutos que vemos en los pastores, apóstoles y profetas de hoy en día son contrarios a lo que la Palabra nos lo enseña. Veamos:
LOS VERDADEROS FRUTOS
“No es dinero ni obras”

Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad (fe), Mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Gálatas 5:22-23

Porque el fruto del Espíritu es en toda bondad, justicia y verdad. Efesios 5:9

Por tanto, ofrezcamos continuamente mediante Él, sacrificio de alabanza a Dios, es decir, el fruto de labios que confiesan su nombre. Hebreos 13:1

TEMPLANZA, Gálatas 5:23
La palabra “templanza” se traduce del griego “enkrateia” (Strong 1466), que significa Dominio propio, especialmente, continencia. Se deriva de “egkrates” que significa: Fuerte en una cosa, esto es, dominio propio. De aquí se deriva que “dominio” es tener la fuerza y el poder para tener control de nuestras acciones, para no trasgredir, ni pecar, ni cometer iniquidad; esto se ve cuando el apóstol Pablo decía que todo nos es lícito hacer, pero no todo es provechoso y no todo edifica (1 Cor. 10:23). La Biblia indica que todo el que lucha se abstiene (templanza, dominio propio), de todo, para recibir una corona corruptible; por eso nosotros debemos manifestar dominio propio para recibir la corona incorruptible (1 Co. 9:25)

JUSTICIA, Efesios 5:9
La palabra “justicia” se traduce del griego “dikaiosune” que significa: Carácter o cualidad de ser recto o justo. Esta palabra se utiliza para denotar un atributo de Dios (Ro. 3:5), cuyo contexto muestra que la justicia de Dios significa esencialmente lo mismo que su fidelidad o veracidad, aquello que es consecuente con su propia naturaleza y promesas (Diccionario VINE). Dikaiosune se refiere a: Todo lo que es recto o justo en sí mismo, de todo lo que se conforma a la voluntad de Dios (Mt. 5:6, 10, 20) Todo lo que ha sido señalado por Dios para que sea reconocido y obedecido por el hombre (Mt. 3:15)
De los deberes del cristiano, tales como: ayudar al necesitado y al prójimo (Mt. 6:1-4), y otros (Mt. 6:5-15; 6:16-18), es el fruto de la justicia a manifestar en nuestra vida, es la justicia de Dios que debemos vivirla y practicarla. El fruto de la justicia se siembra en paz (Stg. 3:18), es decir, la semilla produce el fruto y los que hacen la paz producen una cosecha de justicia.


VERDAD, Efesios 5:9
Verdad se deriva del griego “aletheia” que se traduce: Verdad, sinceridad, integridad de carácter. También se deriva de “aletheuo” que quiere decir: Tratar con fidelidad o con verdad con cualquiera. La evidencia de esta faceta del fruto del Espíritu es la persona sincera, íntegra en su carácter, sin doblez, personas que su “sí, es sí y su no, es no” (Mt. 5:37), son fieles y hablan con la verdad, no importando las consecuencias (Pr. 12:17) Uno de los beneficios de este fruto es que permanece para siempre (Pr. 12:19), pero quien se aparta de la Verdad (Jesucristo), corre el riesgo de creer en mitos (2 Ti. 4:4), y extraviarse del camino.

FRUTO DE LABIOS QUE CONFIESAN SU NOMBRE, Hebreos 13:15
La palabra “labios” se traduce del griego “queilos”, que se utiliza para referir al: Órgano del habla (Mt. 15;8; Mr. 7:6), específicamente en el acto de honrar a Dios. Y el honrar es hacer la voluntad del Padre. Muchos creen que si hacen esto (Confesar El Nombre de Jesus) son verdaderamente salvos, pero Mateo 7:21 nos enseña que la única forma que Jesús se sienta orgulloso de nosotros es haciendo la voluntad del Padre. El diccionario Vine anota que el “honrar de labios” tiene un significado más profundo que el de palabras vacías, se “refiere a una costumbre judía de llevarse a la boca la borla del taled (pieza de lana usado para cubrirse la cabeza y cuello durante la oración), como señal de aceptación de la ley en el corazón”. Por ello debemos cuidar que todo lo que salga de nuestra boca honre al Señor (Lc. 18:11:14).
Ahora bien, “confesar” viene del griego “jomologeo” que significa: Hablar la misma cosa, asentir, estar de acuerdo y en Hebreos 13:15 se refiere específicamente a confesar con una celebración de alabanza. Esto nos enseña que el fruto de labios que confiesa el nombre del Señor, es la alabanza que debemos elevar hacia Él, agradeciendo, proclamando y cantando sus misericordias en expresión de la gratitud de nuestro corazón. Debemos pedirle al Señor que nuestro corazón sea una buena tierra, para que la semilla que Él plante fructifique y podamos dar el Fruto precioso. El Señor es paciente con nosotros por eso nos envía su lluvia temprana y tardía (Stg. 5:7), porque quiere comer del fruto (1 Co. 9:7), por ello debemos hacer morir lo terrenal por medio de la vida de Cristo, ya que sólo unidos a Él produciremos frutos (Ro. 7:4).

CONCLUSIÓN:

Así que hermanos en la fe, no se dejen engañar cuando un falso ministro ubica sus OBRAS delante de los hombres, como si fueran sus FRUTOS, ya que de por si, ese es el Fruto de los falsos: ORGULLO, PREPOTENCIA, VANAGLORIA y FALSA HUMILDAD.

No juzgamos a nadie, más bien hacemos esto: "Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas. (Efesios 5:11)


PUEDES TENER BUENAS OBRAS (Frente a los hombres) PERO ESO NO SIGNIFICA QUE TENGAS BUENOS FRUTOS (Delante de Dios).


Por sus frutos los conoceréis (A los falsos profetas) . Mateo 7.16